el-espetaperro

Hasta que estás muerto I Ahora, hasta que estás muerto; estamos solos. Ahora que no estás que no escucho el silencio que me aprisionaba. Tu eco con el que buscaste en mí, oscurecer la noche. Ahora se apaga. La apaciguada voz que no se iba. La de esa madre con la que acabaste lentamente; Y que buscó en ti calmar la fiera. Deseaba tanto hayar... lo ya perdido. II Ahora que eres la nada ante mi asombro. Ante el abandono de gente igual que tu que te deja solo.   Y los demas si te conocen, quiza te odian, lo que es debido. Con el mismo odio que   les dejaste. Que les sembraste. Ahora eres la nada a traves del

Tengo un cielo distinto a trazos dibujado; según, áreas incitas. Me hace mirar el mundo de otras maneras.   Cuando lo echo en hojas sueltas se trama en lo recóndito de la mochila.   Se arruga siempre en el bolsillo. II Pero siempre hay claros inciertos que descubro Precios de facturas de donde me arrea otra vida. Colocó al lado el cielo: que en ese tiempo es de mi estima, junto a otros recados importantes. Y junto a las anotaciones del trabajo: De Un Mundo por pintar, más adecuado, en razones de una historia que se cuenta entre la breve luz y sus largos segundos… en una sala a oscuras. Damos la n

Tu casa y la mía Lejos esta tu casa y la mía también. Pero me asombra su parecido. En ambos casos una    no siempre esta allí aunque lo esté.      Hay un hueco a la entrada otro al salir…  y las ventanas. Que merodean cierta prisa cascada, por la que veces te vas, con la luna intranquila a sonreír. Ventanas por donde a veces te vas. Trenzando el torrente en caída, en su extremo a la brisa, de la madrugada anterior. Y aunque a veces te alcancen a la salida las palabras correctas; tú,   vespertinas, dónde vives el día de hoy. Y otra mano te alcanza. Con el sonido. De las casas a

Cuando te saludo mis palabras son las de siempre, cuando te escribo se parecen. Es que tengo algo revuelto y lo palpo al lado. De lado a lado miro todo el universo cuando escucho ese silencio que antes tocamos. Pero el tiempo olea en mi sembrada nube su reposo, la tierra llueve. Y la distancia hace eco, como un largo relámpago que duerme en nuestras manos. Son largos saludos y pasados. Las mismas palabras siempre discretas cuando te saludo con silencio, lo abres lo disuelves en tus dedos. Hoy palpo el eco; la distancia, el cielo que hay frente a nosotros.

EXTRAÑO Extraño un sitio para hacer las cosas estar solo a gusto titubear cuando preparo las comidas, el café, la ilusión del horizonte en los poemas. Y estimar el aire cuando estamos solos con nuestro aliento que nos cubre de palabras entre manos entre luces y rincones. Sin alrededores. Pero en vano extraño. Frente a mí esta mi pasado que me descobija siempre.  Duermo jugando sueños por descubrirnos. Por precipitarnos juntos, hallar en vano un sitio. El lugar que extraño tú lo habitas. A la mano tengo en vano la distancia y los detalles. Pero sigo andando con el cariño extraño; p

A veces cuando hablamos ando cruzando calles. Y la voz, la que tú escuchas en el barandal es la ciudad que me mantiene   oculto; que tiene un predio para cada encuentro, en que podamos vernos. Mi voz de escombros y halos de ruina o de rumor de cielo hacia la continuidad tan muda. Mi voz que se hace lenta al descubrirnos, la que maldice por hallarnos, por encontrarnos vivos y contar la vida. Esta ciudad que dejo atrás cuando empiezo a oírte llena de voces, llena de ruidos, atravesando ese silencio. El silencio, que tu voz me hace sentir para escribir raíces, para cantar palabras con encanto y caminar el mundo

CAPITULO 1 Las cicatrices viejas de la casita del fondo que suenan la música  que pone a vibrar los cristales, se escuchan hondas y altas entre sus voces: Pero algo es igual sea cumbia de historia o el ritmo que ausculta las ciudades ahora.  Sea el viejo barrio o los novatos con armas; los acompaña algo muerto junto a  los perros que ladran. El olor del espacio entre volver y soñar. Suenan los cohetes, suenan las balas,  suena el silencio un niño hace escarcha con un cerillo de pirotecnia. Y la gente vuelve a ponerse  más allá de sus ventanas Esperando otro muerto, esperando que calmen una vez más Si algu

En la intemperie las ventanas retoman silentes treguas habituales. Las cubren de cortinas para dejarlas sordas. Nubladas. Se queda mudo el corazón por si es probable… En la intemperie de la soledad se duerme tranquilo en casa. Hasta que retumban las ventanas y se quiebra algo más que los cristales. En el interior que estaba roto probablemente.

Recorrer el tiempo, como el vagabundo, sobre andando el filo luminoso de varias sombras y desocupar el tiempo, la distancia, conmovido. También así se propaga el polen marchito de otra piedra herida. Se hunden los charcos junto a    la trama del agua dulce        recién llovida. Se extienden grietas sobre un mismo miedo… el miedo vivo en la tierra muerta. Empujo el polvo        y miro adelante, recorro tu mano abierta con el sonido con el baldío                   horizonte que hay en la orilla                   de mis dedos, tomate un tiempo. Recorrer la tristeza desvertebrada, que se ancla   en los brazo

El dolor me hace sentir caminos con este tacto quebradizo, el pulso de la herida es un huracán dentro del cuello. Se nos agitan los ojos. Y se anudan más sombras al cielo. No ha cambiado el día. Las amarras en los tobillos de la tormenta se adelgazan con el viento hondo de nuestro aliento. Palpo tus aires entre ese lugar y el que nos junta. Aún tomas mi mano en este tiempo mutilado. Me asomo en tu boca, tú tocas las huellas de mis palabras               en el paisaje. En este tiempo roto en ese espacio en este SITIO, donde también estamos, que es la falta de otra voz, el nombre de algún lugar que se d